Hace unas décadas casi toda la población de la vieja Europa comía lo que podía, apenas se lavaban y no viajaban más allá de la región. Ahora bebemos agua con sabores, comemos pan de cereales, pan sin sal, pan de naranja... utilizamos champoo que huele a frutas del bosque y gel de aguas termales.
Viajamos en avión, en globo, nos tirámos en paracaídas, en parapente y hacemos puenting. Disfrutamos de la gastronomía y de la nouvelle cuisine, bebemos vinos con D.O. y vamos a Spas donde nos embadurnan con chocolate, caviar, oro, algas y hasta la famosa leche de burra de Cleopatra.
Vamos al extranjero en invierno y a la playa en verano.
Para eso trabajamos ocho horas al día en una oficina decorada por un entendido en Feng Shui o como se diga. En invierno gozamos de estupendas calefacciones y en verano de aire acondicionado. Cada día tenemos que ir con un nuevo modelito diseñado por el genio de los genios en moda but made in china, singapur o Corea.
Porque ya no nos conformamos con café para todos, lo quieren con leche y otros a la crema. Eso sí nadie tiene dinero suficiente pero las tiendas van a tener que empezar a abrir los domingos porque necesitamos comprar la última fragancia de CD para ella o DG para él.